Patagonia

    Año tras año, MASCOT envía ropa de trabajo a todo el mundo para probar minuciosamente las prendas, incluso en condiciones y situaciones extremas. Y esas son precisamente las condiciones a las que se enfrentan en las expediciones de Centre Terre a los rincones más recónditos del mundo. Ahí es donde realmente se prueban las distintas prendas.

    Vientos extremos y lluvias torrenciales

    ¿Qué condiciones debe soportar la ropa en una expedición de estas características? Obviamente, la durabilidad es importante, ya que los paisajes intactos de Patagonia, ubicados a más de 24 horas en barco del puerto más cercano, presentan numerosas superficies abruptas y escabrosas. Pero, sobre todo, las prendas tienen que proteger a los participantes de las condiciones meteorológicas. Y no es tarea fácil en un clima en el que el viento suele llegar a los 52 nudos cuando hay tormenta y, a menudo, puede incluso alcanzar la categoría de huracán con 97 nudos. Los expedicionarios con frecuencia llegan a experimentar más de 80 mm de lluvia al día, y unos 700 mm de lluvia en un mes. En la zona de la expedición suele haber unas precipitaciones anuales de 8000 mm de media.

    Patagonia - Hombre

    Cuando la tormenta arrecia

    La expedición también consiste en el trabajo en equipo, no solo por el trabajo en sí mismo, sino también por la necesidad de protegerse unos a otros en entornos adversos. La construcción del campamento base es un duro trabajo. En parte porque se deben transportar los materiales desde el barco hasta el campamento: «Para que levantar materiales tan pesados y los días de trabajo no sean tan duros para los participantes en la expedición, hemos decidido transportar los pesados materiales de construcción montaña arriba utilizando un pequeño teleférico que construí antes de venir. Pero, durante el transporte, siempre hay que prestar atención a las posibles ráfagas de viento repentinas de hasta 120 km/h.
    En la Patagonia, el viento es quien decide la agenda del día. Hemos sufrido la fuerza del viento desde el primer día. Habíamos montado tiendas militares muy estables para que nos sirvieran como refugio durante las primeras semanas, hasta que el campamento estuviera listo, pero el viento las desmontó la primera noche. La segunda noche vimos que el viento las había desplazado y las había dañado parcialmente: una buena advertencia de la fuerza del viento. Tuvimos que tener mucho cuidado al manejar y montar los materiales de construcción de madera, policarbonato y, sobre todo, las placas de metal, para asegurarnos de que no se lo llevara el viento. Para ello hace falta un enorme trabajo en equipo y la gran responsabilidad de cuidarse unos a otros. Independientemente de la fuerza del viento, los valores humanos de Madre de Dios son más fuertes que las tormentas.»

    Florian, experimentado mecánico de coches y barcos, trabaja actualmente en el sector de la construcción y se especializa en lugares de trabajo de difícil acceso o situados a grandes alturas. Durante la expedición fue el responsable de construir el campamento base y reparar máquinas y motores. Además, también tiene una gran experiencia en exploración de cuevas y escalada de montañas.
    Mujer - Patagonia

    Enormes cantidades de lluvia y granizo

    «Durante la expedición, trabajo a la intemperie todas las horas del día. Mi trabajo cotidiano es de operador de cámara, guío una cámara por las tuberías de saneamiento para comprobar en qué condiciones están y, por lo tanto, estoy acostumbrado a trabajar a la intemperie en todas las condiciones climatológicas que tenemos en Europa. Pero durante la expedición el clima es mucho más extremo.
    Para nosotros las consecuencias de las condiciones climatológicas son enormes. Una vez estaba con otros cuatro de camino a un campamento avanzado, a cuatro días de camino del campamento base. Cuando llegamos pensamos que el mejor sitio para instalar el campamento era una depresión del terreno, de forma que el viento pasara por encima de las tiendas. Pero lamentablemente, nos llovió y granizó durante toda la noche. El granizo bloqueó nuestros agujeros de drenaje y el nivel del agua empezó a subir. Nos encontramos con unos 5 cm de agua en la tienda y mi manta empapada como una esponja. Fue una noche horrible y por la mañana temprano dije que quería volver al campamento base, pero cuando me desperté con la caliza infinitamente impresionante de Madre de Dios, cambié de opinión inmediatamente. No me importó volver a dormir con mi manta mojada. ¡Por vivir esta experiencia merece la pena pasar todas las dificultades!».

    Laurence, profesión: operador de cámara en saneamiento, pero también espeleólogo capacitado.

    De expedición con MASCOT